Cuando no queda otra que DEPENDER
LA REALIDAD QUE HOY EN DIA VIVE
LA ATENCIÓN A LA DEPENDENCIA.
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Esta ley de dependencia otorga al
gobierno la responsabilidad de hacerse cargo de la ayuda compartiéndola con la
Comunidades Autónomas siendo el porcentaje de cada una un 50%, pero en la
actualidad esta repartición es totalmente asimétrica elevando hasta más del 80%
el peso a las Comunidades Autónomas, con lo que cada C.A. se las ingenia para
llevar como puedan el cumplimento de esta ley, creándose así desigualdades
tremendas entre las diversas comunidades de nuestro país.
El problema de todo esto según el
presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales D.
José Manuel Ramírez, antiguo presidente de la Observación estatal de la
dependencia, es que al ser la administración quien gestione esta ayuda, en vez de la seguridad social, éstas se ven
alteradas por recortes y nuevos artículos que la modifican según convengan o no
y según la importancia o no que le dé el gobierno que esté en cada mandato y
por lo general nuestros gobernantes no ven prioritario la dignidad de la vida
de estas personas. Además de los recortes y modificaciones ilógicas para el dependiente,
se han suspendido las cotizaciones de las personas que las cuidan.
En la actualidad existe un alto
porcentaje de dependientes que tiene aprobada la concesión de la ayuda, pero
están años y años esperando su carácter definitivo y, por lo tanto, el dinero
nunca llega. La administración genera un laberinto de trámites sin sentido que
alarga el tiempo de espera, resultando así la friolera cantidad de más de un
35% de personas que están esperando la ayuda y mueren en el intento. El
gobierno por otro lado genera planes para reducir estas listas y además
gastarse el menor dinero posible haciendo parecer que los porcentajes de
personas que están en esta lista de espera parezca que se haya reducido. Esto lo
lleva a cabo haciendo llegar la ayuda principalmente a las personas dependientes
de grado I, que es la de menor nivel de dependencia y por lo tanto la que menor
cuantía reciben, y restringiéndosela a las personas con grado II o grado III,
que son las que mayor nivel de dependencia padecen y mayor cuantía tendrían que
percibir. Por lo tanto, los informes al respecto muestran una falsa mejoría, y
así se lavan la cara ante el cumplimiento de esta ley que para nada se está
cumpliendo. Aún si tienes la suerte de ser dependiente y recibir ayuda económica,
un dependiente de grado III solo percibe un importe mensual de unos 400 euros,
una cantidad mínima para todos los gastos que tienen que afrontar las familias
con personas con este nivel de dependencia.
Para este último año, se
aprobaron 100 millones de euros para la reducción de esta lista de espera, pero,
según el presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios
Sociales D. José Manuel Ramírez y los informes públicos que aparecen en la
memoria del IMSERSO, de estos 100 millones han dejado 44 millones sin repartir
entre las personas aprobadas para percibir esta ayuda, dejando a muchas
personas al límite del desahucio y en otras situaciones más complicadas,
desamparándolos y demostrando la falta de solidaridad y respeto hacia todas estas
personas. También aparecen casos de dependientes que, de buenas a primeras, les
modifican el nivel de dependencia bajándolo a un nivel o dos inferiores sin que
haya realmente una mejora en su enfermedad, sabiendo que los dependientes
tienen dolencias por lo general degenerativas.
Ante toda esta situación, las
personas dependientes o mejor dicho sus familiares, caen en la desesperanza y
se rinden antes de llegar a entrar en trámites, por lo que, hay un descenso de
las solicitudes de esta ayuda.
Por todo esto, podemos ver, que
hoy por hoy, hay un incumplimiento de esta ley donde los únicos perjudicados
son las personas más necesitadas y vulnerables de nuestro país y que el gobierno
sencillamente no ve necesario ni rentable el gasto de recursos generados de
nuestros impuestos a esta imperante necesidad, creando una engañosa realidad y
una burla burocrática que lo único que genera es desesperación por todos los
profesionales que trabajan en este ámbito, y por toda la población que, de una
manera u otra, pertenece a este colectivo desamparado.
Toda la población española
debería unirse y luchar por el cumplimiento de esta ley, llevándose a juicio
estas injusticias y movilizándonos por los que no pueden ponerse en pie, porque
están postrados de por vida.
Con respecto al educador
social, como participe activo ante esta problemática, podemos encontrar una
labor de ayuda importante que se centre en la intervención y prevención desde
diferentes maneras, métodos y dinámicas, a la atención de las personas con
dependencia, más concretamente a las personas mayores, tanto para las que
necesitan de una ayuda asistencial como para retardar el momento de tener que necesitarla,
generando acciones donde las personas mayores puedan desarrollarse dentro de la
sociedad, haciéndoles así parte de ella y favoreciendo la longevidad de sus
capacidades.
Hola Virginia, me parece muy buena elección el tema que has escogido para esta entrada, es cierto que hoy en día el porcentaje de personas dependientes sigue aumentando y que la labor del educador social es fundamental, esperemos que la ley de dependencia mejore y todo aquel que lo necesite sea ayudado.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Esther, muchas gracias por pararte a leer esta entrada, me alegra que tengas esas esperanzas, creo que es lo principal para el comienzo de una lucha. Un saludo.
Eliminar¡Buenas Virginia!
ResponderEliminarTu entrada me ha llamado mucho la atención, ya que pienso que es una injusticia que personas que no pueden valerse por sí mismas tengan que sufrir consecuencias negativas y no reciban ningún tipo de ayuda. Se supone que el Estado debe estar a cargo de este tipo de situaciones y también estoy harta de que recorten siempre en lo que más se necesita, porque es mucho el dinero que se invierte en los cuidados de personas dependientes y no es justo para las familias que tengan que hacer frente a ello por no recibir ni una ayuda pública.
Como futuros/as educadores/as sociales debemos luchar por los derechos de estas personas y por esta situación, para que estas personas puedan tener una buena calidad de vida, porque se lo merecen.
¡Un saludo compañera!
Creo que para eso es primordial la voz del pueblo, en cuanto a qué queremos que se empleen nuestros fondos públicos, y sobretodo haciendo recortes dónde verdaderamente no es necesario gastarse tanto, por ejemplo en los sueldos de los políticos. Solo es mi punto de vista, claro.
EliminarBuenas tardes Virginia!
ResponderEliminarEsta semana pienso que te has decantado por un tema muy interesante y actual, ya que tod@s sabemos como esta la situación de la ley de la dependecia. Es decir, la cantidad de recortes que hemos sufrido, las listas de espera, las personas que fallecen y no reciben su ayuda...Si esta ley se realizase correctamente tendría una gran cantidad de beneficios importantes ya no solo para la persona dependiente y el cuidador que es una gran ayuda, sino que esto generaría muchos puestos de trabajo para personas que lo necesitasen.
Tenemos que seguir luchando por nuestros derechos.
Un saludo.
Hola María José, mil gracias por tu lectura y tu aportación. Que fácil se harían las cosas, si los que tienen altas responsabilidades se las tomaran realmente en serio determinadas por el bien común.
EliminarA seguir luchado, si señora.
Un saludo.
Hola Virginia! Me ha parecido muy interesante tú entrada y coincido en todo contigo. Es una pena que en nuestro país, y en pleno S.XXI, muchas personas dependientes tengas que sufrir las consecuencias de una mala gestión por parte del gobierno, quedándose en muchos casos sin recibir ayudas y costeándose apoyos de sus propios bolsillos, que en muchos caso no están cubiertos ni por la Seguridad Social.
ResponderEliminarEspero como futura Educadora Social que no sigan recortando en cosas tan necesarias como o es la atención a las personas dependientes .
Un saludo :)
Hola Aroa, mil gracias por leer mi entrada y por dejar tu comentario. Está claro que tenemos la suerte de contar con un estado de bienestar que otros países no alcanzan ni de lejos, pero en estas cuestiones no me vale quedarme en esta comparación. No puede ser que se dejen de gastar dinero que está destinado a ayudar a personas dependientes sólo porque las personas que nos administran sean tan sin vergüenza que no puedan llegar a ver las necesidades de nuestros pueblo más necesitado. Tendría que ser un requisito primordial que las personas que estén en el poder político tuvieran un alto grado de EMPATÍA, como la que se trabaja en nuestra carrera.
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