La Educación Social en el ámbito Formal


¡Hola personas!, esta semana me decidí a hablar del ámbito laboral en el cual se desarrolla la Educadora o Educador Social. Hoy por hoy, y aunque cada vez está más claro donde podemos desarrollarnos, todavía queda un largo camino para poder tener concreto y efectivo nuestro campo de acción. Aún la sociedad no tiene claro que compete a este profesional e incluso las organizaciones son proclives al intrusismo, encontrando a otros profesionales realizando la labor que debería desempeñar una educadora o educador social. Pero no es en este aspecto donde quiero detenerme.

Como todos sabemos, La educadora o el educador social, encuentra su campo de acción en el ámbito educativo no formal, es decir en acciones que no pertenecen al sistema educativo, aunque podemos encontrar a la figura de la educadora o educador social en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Extremadura, trabajando dentro de los Institutos de Educación Secundaria Obligatoria, dónde éste forma parte del grupo de orientación formado por más profesionales, para la intervención en caso de exclusión, bullying o cualquier otro factor que pueda suceder dentro de las aulas.

Este grupo de orientación no solo actúa cuando detecta cualquier factor perjudicial para el correcto funcionamiento del aprendizaje y desarrollo personal del alumno, también acometen acciones de prevención para la concienciación y sensibilización del alumnado y poder detener estos sucesos antes, incluso, de que sucedan informando de temas que normalmente no entran dentro de las capacidades que deben adquirir en esta etapa.

Pero ahí es donde tenemos que preguntarnos, ¿por qué no están dentro de las capacidades que el alumnado, en el ámbito formal, deben adquirir? Está claro que hoy en día la cotidianidad es frenética, está llena de obligaciones y 
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cada vez es más difícil llegar a todo. La madre que decide quedarse en casa para ocuparse de sus hijos lo hace en detrimento del bienestar de su familia, pues un sueldo menos supone estar al límite de no poder mantener una familia, estudios, alimentos, ropa, casa, gastos de luz, agua, gas, teléfonos, coche, seguros, matriculas, mensualidades y más mensualidades que los que tengan la seguridad de poder tenerlos cubierto están en una situación privilegiada, pues existe un alto porcentaje de la población que no se lo puede permitir, y ni que decir tiene si la familia es monoparental.

Ya que el fin de la educación es el perfeccionamiento, es decir el desarrollo positivo del sujeto en la sociedad, creo esencial que en las escuelas formales existan asignaturas que tengan como finalidad capacitar al individuo a dialogar con respeto, a valorar la vida de cada persona, a aceptar las diferenciaciones individuales, a la creación de valores, pero no como un curriculum oculto sino principal. Y creo que la educadora o educador social no sólo debería formar parte de un grupo de orientación en Secundaria, sino tener un espacio en los horarios de los alumnos comenzando por infantil y primaria. Hay que cubrir un hueco que hasta ahora solo se le ha dejado a la familia, la familia como institución fundamental de socialización, aprendizaje informal para la adaptación a la cultura y a la sociedad a la que pertenece, pero es una realidad que el funcionamiento de esta sociedad no permite que esta labor se cumpla de la manera más optima, a decir verdad, que nunca se han tenido las herramientas ni los espacios que faciliten la capacitación de las familias para desarrolla tan ardua tarea y es algo que la Educadora y el educador social podría y debería cubrir.

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